En lugar de sentir maripositas en el estómago, quedarme pasmado, actuar estúpidamente, dejarme llevar por los nervios o cualquier otra reacción absurda y poco glamorosa lo único que se cruzó por mi cabeza es que habiendo tenido la puerta abierta para subirme y disfrutar comoda y placenteramente de un Mercedes Benz con el que hubiera podido trascender los horizontes, me haya obstinado en que era buena idea seguir manejando ese viejo y gastado Andino con el que al final de cuentas no avancé mas que un par de calles a la redonda del mugre barrio donde residía
Fue un viernes extraño, en apenas escazas esquinas de diferencia encontré rodando el Andino al que nunca me debí volver a subir y al Mercedes Benz que estúpidamente desprecié
Lo bueno es que siempre hay un Marlboro Rojo para despejar el cerebro
(Arrepentimiento #3... aún está pendiente el #2)
Fue un viernes extraño, en apenas escazas esquinas de diferencia encontré rodando el Andino al que nunca me debí volver a subir y al Mercedes Benz que estúpidamente desprecié
Lo bueno es que siempre hay un Marlboro Rojo para despejar el cerebro
(Arrepentimiento #3... aún está pendiente el #2)
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