16 abr 2007

Un combito para que se entretengan toda la semana ===> .

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El Chato, chapter II
♪ hoy platique con mi gallo
y me dijo tristemente
"pa' que me cuidaste tanto
si hoy me lanzas a la muerte"
pa' que me cuidaste tanto
si hoy me lanzas a l a muerte! ♪
Ayer Platiqué con mi Gallo – Vicente Fernández
Nos embarcamos en el troncomovil, estábamos nerviosos y medio ebrios, el Hombre de las Cavernas dijo

- Ve Chato careverga indicaras por donde hay que ir
- Coge la occidental para el sur hasta donde yo te diga - respondió

Llegamos a la puta madre, un barrio llamado San Luis de Chillogallo, trepando la loma encontramos la gallera que según referencias “era buena para ir a probar los gallos” “no hay mucha competencia”. El olor a licor de barato y cigarrillo mezclado con el aroma propio del populacho alentado en un graderío minúsculo inundaba el ambiente. El Chato ya había rodado por algunos lugares viendo y cruzando apuestas pero era la primera vez que llevaba un gallo a pelear, se acercó con un mancito que al principio no le paró bola pero luego miró al animal muy detenidamente y dijo: este animal es bueno...

Primero apostamos desde afuera y ganamos algunas lucas, luego llegó el turno del Pacharaco, el Chato calzó las espuelas al animal, le metió un par de chirlazos y le fumó (no me pregunten que) en la cara, la casta del gallo se vio desde el momento en que lo soltó, fue poco mas de un minuto para que el Pacharaco tumbe su oponente y nos mande con 300.000 sucres de ganancia a la casa. Cogimos la plata y salimos soplados...

De ahí en adelante todo fue de maravilla, las gallinetas también nos dieron un par de momentos de gloria antes y algunos miles de sucres antes que les den el vire en la arena de combate. Conseguimos un par de gallos de la Costa que resultaron mas bien flojos y casi nos dejan en banca rota si no fuera por una genialidad del Pacharaco en combate y una “sapadita” muy astuta entre el chato, un apostador novato y yo... salimos favorecidos con casi 1 millón de sucres.

Tal era la devoción del chato por sus gallos de pelea que les construyó una casa y les hizo tejer sacos de lana para el frío.

Las noches se volvieron incansables, recorriamos pueblos en las afueras de quito, algunas veces perdiamos otras ganábamos, a veces jugábamos algún gallo o otras solo apostabamos de afuera, pero en general el saldo siempre era positivo, un día caímos a unas fiestas en Tabacundo y entre licor, humo y apuestas nos quedamos con un reducido capital, la única esperanza era el Pacharaco, fuimos a sacarlo del carro y lo pusimos al ruedo, llegó un tipo con una facha de Bud Spencer criollo, cargado un gallo negro, quería jugarlo y tenia harta plata para apostar, pactamos la pelea, lo apostamos todo, solo guardamos lo justo para un par de botellas de trago y gasolina para el regreso.

El combate fue parejo, ambos gallos se habían herido, sangraban, desde las gradas sudábamos frío, era el todo o nada, el Chato temblaba y fumaba (no me pregunten que) nervioso, de pronto un brinco y un espuelazo, el oponente cayó de inmediato, hubo un ganador y era el Pacharaco, un silencio total inundó las gradas, le ganamos a un tipo que le decían el Kurdo, era el amo y señor de esa gallera, nosotros unos simples aparaecidos,

Un comedido me dijo “agarre rápido la plata y sóplese de aquí”, el ambiente estaba turbio y mientras yo guardaba el billete ganado y el Chato entraba a la arena a recoger al gallo una exclamación de asombro y sorpresa, un ligero cuchicheo que decía “ábrete, ábrete” se oia, solo avancé a darme cuenta que el Hombre de las Cavernas se quedó estupefacto a lado del Chato y me hizo una seña con la mano, volví la mirada y ese Bud Spencer criollo apodado el Kurdo apuntaba con un arma, fue una cuestión de segundos, me tiré al piso y oí el disparo... el Pacharaco voló por los aires y todos los sueños de gloria y triunfos del Chato se esfumaron... lo metimos en una funda que decia “Have a Nice Day”, lo enterramos junto a la carretera, el Hombre de las Cavernas y yo estábamos reponiéndonos del susto, el Chato solo lloraba no decia nada, solo estiraba la mano de cuando en cuando para servirse un trago.

El Chato juró venganza pero fue un juramento vano que se desvaneció a los pocos días, fue como la vez que juró que mataría al que le ponga un dedo encima a la “Flaquis”... todos seguimos vivos hoy en día... pero esa es otra historia
F I N
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plato fuerte:
La historia de “ G ”
o estupidez elevada a la N

Conocí a “G” en el tiempo y lugar exactos, al principio la veía como una mas de la clase a pesar de ser casi tan buena estudiante como yo, ni siquiera saludábamos, pero todo cambió aquel glorioso lunes. Desde el inicio del ciclo siempre llegaba con su uniforme de trabajo pues, al igual que la gran mayoría de nosotros, luego de clases se iba a trabajar. Pero aquel lunes era imposible no fijarse en ella, ese día vestía ropa casual, su peinado era diferente, su blusa dejaba ver su cintura y ese jean le quedaba tan, pero tan bien...se veía guapa, había tomado vacaciones del trabajo y el uniforme se había quedado en casa.

Todos, incluyéndola, se dieron cuenta de las miradas que le lanzaba; todos, incluyéndola, se dieron cuenta de las babas que se me caían; todos, incluyéndola, sabían que me gustaba. Empecé a saludarla y a despedirme, a demostrarle que me interesaba, a preguntarle por su vida y milagros, a mostrar que mis intenciones iban mas allá del compañerismo, le pedí su número de celular y me dio incluso el MSN. Le dije que salgamos, ella dijo bueno y hasta propuso el lugar; le pregunté si estaba con alguien y dijo “no” y añadió que “mas valía que de mi parte sea igual”; me preguntó “que oías mientras me esperabas”, le dije “Valhalla de Blind Guardian” y replicó “yo tengo todos los trabajos de Blind Guardian”. Empezamos a vernos mas seguido y en algo como un mes al terminar clases salíamos tomados de la mano, ya éramos oficialmente pareja.

Ahora bien estimado lector, seguramente usted se preguntará porque ésta historia lleva un título tan mordaz. Pues su cuestionamiento empieza a ser aclarado a partir del próximo renglón.

Antes de conocer a “G” tuve una relación de cómo 18 meses, algunos de ustedes apreciados visitantes conocen sobre esa historia que terminó en muy malos términos y que no amerita mayores detalles. Sucede que un día esa antigua pareja me llama y me dice un montón de cosas que me movieron el piso, para ese entonces las cosas entre “G” y yo iban muy bien, estábamos ya por nuestro tercer mes. Quedé en verme con mi ex-pareja y luego de eso, como todo un caballero que soy, decidí decirle a “G” que no quiero hacerle daño y que no me parece justo jugar con ella, le dije que mi anterior pareja había aparecido y que había una nueva oportunidad de que volvamos a ser lo que antes fuimos y hasta mejor. “G” no se inmutó, dijo entender la situación y al abandonar el lugar en el que estábamos me miró a los ojos y me dijo “si eres un hombre decente no te vuelvas a cruzar en mi caminó” luego vino la cachetada de rigor.

Empecé nuevamente con mi anterior pareja, pero era demasiado tarde, las cosas ya no funcionaron y en menos de lo que canta un gallo volvimos a estar de a malas, peleamos y nos alejamos para siempre, hasta el día de hoy no hemos vuelto a buscarnos.


No volví a ver a “G” sino hasta hace un par de semanas, en que por esas coincidencias de la vida estábamos en el mismo lugar al mismo tiempo. Se veía hermosa, su sonrisa y sus ojos estaban radiantes, Su cintura estaba deliciosa y que decir del resto de ella.

Algo parecido a lo que la Ñaña Nadia y la Ñaña Cata me dijeron hace ya mucho tiempo salió de la boca de mi amigo el Galufo, quien al verla por primera y única vez aquel día, se refirió en los siguientes términos:
“Qué estúpido!!! Cambiaste a ésta MAMI para querer reparar lo irreparable!!! Eres un estúpido a la N!!!”
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postre:
La Tremenda Corte
con Tres Patines como Juez




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