De todas maneras sigo pensando que este año ha sido el peor de mi vida, situaciones demasiado fuertes han sucedido y me han golpeado duro en el alma y el bolsillo, al punto que me he visto en la necesidad de hacer importantes cambios en mi vida que van desde cambiar algunas marcas de mi absoluta preferencia por sus versiones genéricas mucho mas baratas, hasta la manera en la que enfrento y asumo responsabilidades que antes se manejaban, según yo, "por sí solas".
"No es que Diosito Sánchez no me quiere, sino que me odia" fue durante largo tiempo la premisa que manejaba mi vivir, largos meses de un bajón tenaz donde los muertos se levantaron de sus tumbas y los fantasmas del pasado volvieron para atormentarme, donde no me dí cuenta que el horizonte es infinito y que siempre se puede llegar mas allá. Siempre estuve consciente de que algún día llegaría la factura por los desaciertos cometidos a lo largo de mi existencia, pero tenía que llegar a mi nombre la cuenta por todos los daños causados, más no endosada a nombre de inocentes que no son en absoluto responsables de las porquerías de mi pasado. Mi conciencia es negra pero no pesa, así que hoy debo evitar que otros sigan pagando por mis pecados.
Se han resuelto algunas broncas, otras aún persisten y nuevas han aparecido, pero para que quejarse si también han pasado, pasan y van a pasar cosas buenas. Y es que mientras mas buscas factores externos que te hagan sentir bien menos los encuentras, el bienestar empieza desde adentro y yo mismo me negué a procurármelo, ahora que lo he puesto como prioridad todo ha empezado a fluir, pues a pesar de estar figurativamente colgado de los testículos, las cosas empiezan a tener otro matiz que jamás hubiera sido percibido si la venda continuaba cubriendo mis ojos.
Ahora bien, las cartas están echadas, algunas manos se perdieron infámemente, otras en buena lid y con dignidad; con algo de suerte y sin pensarlo se ganó algunas partidas y con mucho esfuerzo y sacrificio vinieron otras escazas victorias. Ésta mano que estoy jugando ahora parecía que iba a ser intrascendente y su resultado final sería inconsecuente, pero tal y como las apuestas se han echado sobre la mesa y de la manera en que los demás jugadores han realizado sus movimientos la única opción que me queda es ganar.
"Ningún camino va hacia atrás" - dijo Hermann Hesse en su cuento Sueño de Flautas - "hay que proseguir siempre hacia adelante si se quiere conocer el mundo...".
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