10 nov 2008

Simplemente me cabrea cuando hay mucha gente

Granujas:

No sé si sea Agorafobia, Enoclofobia, Demofobia, Fobia Social, Misantropía, un remix de todas, alguna huevada no definida aún o lo que chucha sea, pero para mi no hay cosa mas insoportable y detestable que estar en lugares que se hallan repletos de gente

Me vale verga llegar a mi trabajo mas atrasado que de costumbre, en papeles mi horario empieza a las 8:30 am, pero dado que una firme convicción (ver Married With Children en Sony) hace que a esa misma hora recién abandone mi distinguido y acogedor hogar, normalmente me aparezco golpe de 9:00 am e incluso mas tarde, no solo es el hecho de ver a uno de los personajes mas sobresalientes que la comedia gringa ha etregado al mundo y que por cierto es uno de mis ídolos y modelo a seguir, sino también el hecho de que en mi calidad de proletario y dada la situación geográfica de mi morada en relación a mi lugar de trabajo me veo en la obligación de utilizar el Metrobus para trasladarme entre los puntos señalados y me importa un carajo llegar 9:20, 9:30 o mas pero ni cagando me subo a esas unidades cuyo hacinamiento de gente hace imposible respirar aire normalmente y mantener una distancia prudente del resto del vulgo, si debo esperar hasta que venga un transporte con la holgura suficiente para evitar el aletazo de los cholos malparidos, el perfume de puta que usan las longas secretarias y el olor nauseabundo a sudor que emanan todos los pasajeros del Metrobus, pues espero y evito a toda costa mezclarme en esa maraña de gente apestosa

A veces es imposible no poner cara de emputado, por ejemplo el viernes pasado como todo un glamoroso caballero que soy salí a comer con mi novia a un bonito lugar ubicado en el Centro Histórico, la comida estuvo buena, la cerveza bien fría, el paisaje soberbio, la música en vivo magistral y lo mejor y mas sobresaliente de todo fue la compañía, que mas se podía pedir para una noche de viernes, pero la cagada que el lugar estaba repleto de gentuza, por un lado en mesa general unas dos docenas de vejestorios tragando consomé, bebiendo whisky y hablando huevadas, por otro los típicos grupos de MMV's que en su mugrosa vida han caminado por las calles del Centro Histórico pero que como gran huevada para creerse que son "gente bien" salen a conocer "esos bonitos cafes-miradores-restaurantes" que han proliferado en la zona, también estaban por ahí el clásico grupito de zorras que se creen mujeres de ambiente o tienen el clásico complejo de querer ser "bohemias" cuando en realidad no pasan de ser unas simples golfas de última categoria, junto a estos se podía ver al típico guambra aniñado tratando de impresionar a una cojuda que como no tuvo mejor plan para la noche aceptó salir con él a oirle hablar puras porquerías y comer y chupar a vaca, los únicos recatables por ahí unos manes que en lugar de engañarse con el tipico "vinito hervido" de una se mandaron ronda de whiskys como autenticos varones para ponerse alentados rápido rápido y también unos cuantos mas, que al igual que mi pareja y yo, su presencia no se veía fuera de lugar. Entre toda esta fauna de infelices me hallaba disfrutando de una gran velada pero en medio de todo maldiciendo por la montonera de escorias que me rodeaban - NOTA ACLARATORIA: mis altos niveles de charm y glamour, mi noble abolengo y mi distinguida categoría unidos a mis oscuros orígenes, mi calidad consumada de malviviente y mi actitud pueril frente a la vida me permiten visitar desde el antro mas lumpen donde se ruenen mendigos y prostitutas hasta salones 5 estrellas de exclusivos hoteles y encajar plenamente cual si el sitio hubiera sido diseñado pensando en mi -

Hay momentos en los que soy gloriasamente feliz, como el sábado en la tarde en la ceremonia y posterior recepción realizadas con motivo del matrimonio de mi hermana, estaba la gente justa y necesaria, había espacio suficiente durante las nupcias y posteriormente en el salón donde se desarrolló la recpeción para que cada cual vacile su metro cuadrado como mejor pueda, había como tragar, bailar y beber plenamente, pero como uno nunca esta excento de imprevistos, uno de estos acaeció y tuve que retirarme cuando recién empezaba la farra, pero de alguna manera satisfecho por no haber estado amontonado como en otras fiestas similares en las quehe estado

No recuerdo cuando fue la última vez que asistí un domingo por la mañana al cine, pero este último fue algo sublime, no había las gigantescas filas de gente estresada y acelerada por comprar boletos y bolsas gigantes de canguil, no estaban los típicos imbéciles que al llegar a la boletería se quedan parados sin poder decidir que mismo quieren ver, no estaban los adolescentes que marean con sus estrafalarias modas, su incomprensible lenguaje y sus ridículos ringtons en el celular, había solo un reducido grupo de padres jóvenes con un poco de mozalbtes de entre 4 y 10 años, luego en la sala de cine mi vástago, mi srta. novia y yo junto a unos dos que tres giles mas, que manera mas hermosa de disfrutar una película sin ruidos de celulares ni gente tirándose pedos por haber tragado tanto canguil y gaseosa, sin los huevones que olvidaron ir al baño y se paran en media película, sin los débiles mentales que se ríen por todo y nada, lástima que en estos horarios no se pueda ver películas como Blindness

Prometo solemnemente que nunca mas me meto a un retaurante de comida rápida un domingo en hora de almuerzo, no solo porque hay que hacer filas largas para poder ordenar y también competir deslealmente por una mesa, sino también por la cantidad de estúpideces que se oyen como fondo mientras degustas un híbrido de taco de pollo y shawarma, solo Diositosanchez sabe cuan paciente y tolerante fui para no poner en su lugar con un agudo y sarcástico comentario a la malparida esa que vociferaba zanganadas con su lenguaje de camionero costeño, no me hago el santo, pero hasta para utilizar expresiones denigrantes y lenguaje vulgar se que una mesa donde se halla una mocosa de 8 años y/o/u un lugar que tiene la estatua de un payaso en la entrada no son los lugares mas apropiados

No money, no honey dicen allá por el norte del continente y tienen razón, todas las veces que he ido al Vivarium he pagado mi entrada y la de mi cachorro sin pena, este fin de semana no tenía idea que había entrada gratuita, fue bueno ahorrar esos dólares, pero la experiencia no compensa el hecho de estar en un lugar cuyos reducidos pasillos estaban amontonados de un poco de batracios que por su aspecto se verían mejor tras un cristal como los que hay ahi o dentro del estómago de un boa, es una gran inciativa de la gente del Vivarium poner su exposición permanente de reptiles y anfibios al alcance de todo público, pero para quienes preferimos caminar sin descerebrados que te apuran a tus espaldas y cojudos que se quedan una eternidad intentando pronunciar los nombres científicos de las especies por delante poner la entrada gratis no es la mejor idea. Hubiera sido mejor no entrar? claro pues, pero explíquenle eso a mi hijo en la puerta del Vivarium!

Solo porque en realidad estoy conciente de cuan importante era que estuvieramos en aquella exposición de vehículos y porque considero primordial dar mi apoyo (aunque sea solo con lmi galante presencia) a quien quiero es que me banqué a toda esa sarta de pusilánimes que se hallaban frente a esa tarima espectando como gran huevada a un grupo de cretinos que hacían las coreografías y el playback nada mas y nada menos que de las canciones de high school musical y que de paso dificultaban el acceso a la exposición que se hallaba atestada de familias clasemedieras y medialtas pugnando por acceder a las promociones y descuentos de la marca que allí exhibía, al menos había buena ventilación

Cualquier amontonamiento de gente es un sufrimiento que a veces hay que soportar, por ejemplo en una discoteca si estoy calentandole la oreja a una hembrita, en uno de esos pregones de fiestas de Quito (que ya mismo vienen) donde tomas como capariche en compañia de tus panas e incluso los majestuosos conciertos de rock extremo hay que respirara hondo y tolerar el elevado número de gente, pero aún así la idea recurrente de robar la espada de Sucre o la de Eloy Alfaro y hacer rodar cabezas en algún sitio de concentración masiva de gente no suena tan descabellado despues de todo

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